Pequeñas Historias-Los Ungarelli-Dick Keller

Estimado Daniel

Muchas gracias por su amable respuesta.

Yo conocí a Alberto Ungarelli en los concursos de 20 hs en la Escollera Norte.

Es decir, yo lo vi participar.

Nunca me fue presentado, yo tenía 13 o 14 años y me encantaba verlos a esos grandes de la pesca de concurso.

También participé con mi hermano en concursos más cortos, era el de 6 horas a la “nosequé”, más tranquilo y menos exigente para nuestros cuerpitos.

Me acuerdo que Alberto se envolvía en una faja para que su columna resistiera las largas horas de lanzar y recoger.

Me acuerdo que un día bastante feo fui a Mar Chiquita para ver pescar a los que le tiran al lenguado.

Estacioné en la escollerita y veo bajar de una camioneta a Alberto y a José Luis Ungarelli.

Los identifiqué de inmediato.

El gordito se puso a armar su línea directamente sobre el nylon del reel, un solo anzuelo.

Caña enteriza amarilla, reel Penn, del tipo más chico que el Squidder.

Encarnó y bajó hasta la arena.

Se puso a caminar hacia la rompiente, la pechó salpicando el mundo con su apariencia de indestructible alemán, siguió, la pasó hasta donde ya casi no hacía pie y desde esa posición ….lanzó.

La línea debe de haber llegado a Uruguay más o menos….

Evidentemente buscaba el pozo que él sabía que existía en la boca de la laguna.

Lo divertido de esta anécdota era, que solamente yo estaba mirando lo que hacían los Ungarelli, nadie les prestó atención.

Había un abanico de cultores de la negra cubriendo la playa, pero se veía que no eran “iluminados” como José Luis.

Sus equipos los delataban, su manera de encarnar no era la mejor, en fin, unos “pichis” comparados con “Neptuno y su hijo”.

Alberto miraba desde la escollera mientras José Luis se acomodaba en la playa.

Hasta ahí todo era normal.

Nadie sacaba nada más que alguna corvinita y nada más.

Fui un afortunado testigo de la inigualable habilidad de José Luis.

Lo lindo era que estaba con su papá, aunque ya era grandecito, me gustó esa unión de padre e hijo por la misma pasión por la pesca.

Habrán pasado unos 10 minutos y veo que José Luis clava con la calidad de los elegidos, nada aparatoso pero eficaz.

Empiezan a rodearlo los “pichis” al ver que no era un enganche y nada más.

Lentamente, vino trayendo una negra de unos 12 / 13 kilos.

Los “amateurs” no lo podían creer, ellos habían estado “viviendo” en la playa para poder pescar alguna cosita y este recién llegado en un ratito no más había sacado una linda pieza.

Al rato volvió a la camioneta, que estaba al lado de mi camioneta, encarnó y se fue para la rompiente otra vez.

Hizo su caminata interminable hacia el horizonte y nuevamente lanzó tan lejos que ni se vio el chapuzón de la línea.

Enseguida se le arremolinaron y empezaron a cruzarle la línea tratando de sacarle algún pique a José Luis.

No se inmutó, como si estuviera más allá del bien y del mal.

A los 10 minutos sacó otra negra, más grande que la anterior, unos 18 kilos tal vez.

Ya no se podía creer!

En media hora, vino, armó, pescó y se fue, como si nada.

Padre e hijo se subieron a la camioneta y desaparecieron tras las dunas.

Yo sí lo creía porque los conocía y sabía lo que eran capaces de hacer.

No fue buena suerte, fue el resultado de muchos otros fracasos de Alberto que le enseñaron a él, y por consiguiente, a su hijo, a pescar de verdad.

Fue un placer que siempre revivo cuando me acuerdo de la Laguna de Mar Chiquita.

Tuve suerte de poder verlo y entenderlo, ya que yo también he pasado bastante tiempo abrazado a mis cañitas de colihue en mi niñez y juventud..

No sé si la gente que estaba ahí se dio cuenta de lo que había pasado y por qué había pasado.

Un gran recuerdo, Daniel,  que pensé que le podía interesar, nada más.

Me despido hasta la próxima y le mando un abrazo agradecido por su información.

A sus órdenes, y…cuando pase por Buenos Aires , dese una vuelta por Temperley para ver lo que es afilar cuchillos “de verdad”.

Dick KELLER

Después de haber contestado un correo a Dick donde me preguntaba desde Buenos Aires sobre Gustavo Parodi, y ya sabiendo la desaparición de estos dos monstruos de la pesca y el casting, me envió este relato que me pareció que los describe a Alberto y José Luis de una manera extraordinaria.
Gracias Dick
Daniel Gimenez

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